Había una vez, un muñeco de madera que se llamaba Pinocho. Vivía con su abuelita en el bosque.
Un día que la abuelita no se sentía bien y se quedó en la cama, llamó a Pinocho y le dijo: - Pinocho, al salir de la escuela traéme manzanilla para hacerme un té. No te quedes jugando y volvé pronto.
-Si abuelita. Y en cuanto lo dijo , la nariz le creció un poquito.
Y Pinocho se fue rápido para que la abuela no lo viera.
Cuando iba a la escuela se encontró con uno de los enanitos que estaba preparando una caña para ir a pescar.
El enanito le dijo: - Hola Pinocho, ¿querés venir a pescar al lago cerca de mi casa?-Vamos, dijo Pinocho, olvidándose de los consejos de la abuela.Cuando llegaron, Pinocho se asomó a la orilla para ver los peces y quiso tocarlos, y en un descuido se cayó al agua. El enanito lo quiso escuchar a salir pero solo no pudo. Pinocho gritaba asustado. El enanito fue a buscar a los otros y entre todos con una soga lograron sacarlo. Lo llevaron a la casita, Pinocho lloraba y tenía mucho frío.Uno de los enanitos le sacó las ropas al fuego, entre dos lo metieron en la cama; otro le dio la sopa caliente, uno le contó un cuento, otro le planchó la ropa y el más chiquito le dio un caramelo.De pronto Pinocho vio por la ventana que ya era de noche y pensó en su abuelita que estaría preocupada esperándolo con la manzanilla.Los enanitos le dieron un frasco para llevarle pronto a su abuela y le dijeron que con eso se le iban a curar todos los dolores.Pinocho tomó el frasco, se despidió de los siete enanitos y se fue corriendo hacia su casa.Cuando llegó, su abuelita estaba preocupada y le preguntó a Pinocho que le había pasado que venía tan tarde. Pinocho se puso a llorar y entre sollozos le contó a su abuela lo que le había pasado; y le prometió no distraerse más por el camino y hacer ;o que la abuela le pedía.Pinocho fue a la cocina y le preparó el té con la hierba que le dieron los enanitos.La abuelita lo tomó y se sintió muy bien.Y así, Pinocho y su abuelita se fueron a dormir tranquilos y felices.
-Si abuelita. Y en cuanto lo dijo , la nariz le creció un poquito.
Y Pinocho se fue rápido para que la abuela no lo viera.
Cuando iba a la escuela se encontró con uno de los enanitos que estaba preparando una caña para ir a pescar.
El enanito le dijo: - Hola Pinocho, ¿querés venir a pescar al lago cerca de mi casa?-Vamos, dijo Pinocho, olvidándose de los consejos de la abuela.Cuando llegaron, Pinocho se asomó a la orilla para ver los peces y quiso tocarlos, y en un descuido se cayó al agua. El enanito lo quiso escuchar a salir pero solo no pudo. Pinocho gritaba asustado. El enanito fue a buscar a los otros y entre todos con una soga lograron sacarlo. Lo llevaron a la casita, Pinocho lloraba y tenía mucho frío.Uno de los enanitos le sacó las ropas al fuego, entre dos lo metieron en la cama; otro le dio la sopa caliente, uno le contó un cuento, otro le planchó la ropa y el más chiquito le dio un caramelo.De pronto Pinocho vio por la ventana que ya era de noche y pensó en su abuelita que estaría preocupada esperándolo con la manzanilla.Los enanitos le dieron un frasco para llevarle pronto a su abuela y le dijeron que con eso se le iban a curar todos los dolores.Pinocho tomó el frasco, se despidió de los siete enanitos y se fue corriendo hacia su casa.Cuando llegó, su abuelita estaba preocupada y le preguntó a Pinocho que le había pasado que venía tan tarde. Pinocho se puso a llorar y entre sollozos le contó a su abuela lo que le había pasado; y le prometió no distraerse más por el camino y hacer ;o que la abuela le pedía.Pinocho fue a la cocina y le preparó el té con la hierba que le dieron los enanitos.La abuelita lo tomó y se sintió muy bien.Y así, Pinocho y su abuelita se fueron a dormir tranquilos y felices.
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